lunes, 14 de septiembre de 2009

Ataques biológicos en Méjico causan el caos entre la población


(publicado originalmente en El País. Versión inglesa: Pigs. Friend or Foe?, publicado en Times New Roman)

Bruselas, 27 de Abril de 2009
No hace mucho, los seres humanos sufrimos la amenaza de la conocida como "gripe aviar", que como su propio nombre indica era parte del plan de los pájaros (aunque la implicación de siniestras fuerzas orientalistas nunca ha quedado completamente clara) para derrocar al ser humano como especie dominante del planeta.

Ahora son los cerdos los que quieren suplantarnos, mediante un ataque biológico que está causando estragos en Méjico, pero tranquilos porque no lo conseguirán.

Todos los expertos del mundo, incluso aquellos que no tienen nada que ver con el tema, como por ejemplo especialistas en la poesía gnóstica del Renacimiento Tardío o catedráticos de Historia del Arte, están dedicándose a investigar y aportar soluciones para el problema en un congreso que se está celebrando durante estos días en Boston (EEUU).

Actualmente, en el debate hay dos líneas de argumentación:

Los "quematistas", partidarios de quemar todo Méjico y reducirlo todo a cenizas para evitar que la enfermedad se expanda a otros países de sudamérica, EEUU y Canadá.

Y los "porcinistas", representados por Jesús de Morimocha, que defienden que el ser humano y los cerdos puedes convivir en paz y harmonía, y señalan que la mejor opción es cesar la ofensiva y de negociar con los grupos terroristas porcinos para que nos den el antídoto.

Estos últimos también han denunciado "una criminalización injusta de los sectores porcinos de la población por parte de los medios de comunicación", y se han apresurado a señalar que los cerdos que participan en los disturbios "son una minoría no representativa", mientras que la mayor parte de los cerdos "no apoya de ninguna manera las acciones violentas contra la humanidad, sino que desean enormemente la paz".

Washington y Bruselas no comparten la misma opinión, y consideran esta enfermedad un peligro para la civilización y una declaración de guerra. Pese a esto, Naciones Unidas tiene fuerte esperanza en negociar una resolución pacífica y no ha descartado su intervención como mediador en el conflicto.


La OMS ha publicado esta mañana un simple catálogo de normas para protegerse de la infección:

1. Desconfiar de todos los cerdos, porque no sabemos cuales están de nuestro lado y cuales no.

2. Evitar en la medida de lo posible el contacto con cerdos y con personas que tienen relaciones con ellos (maridos, esposas, familiares...).

3.Observar con atención actos sospechosos de porcinidad en familiares, vecinos y amigos. A la menor sospecha avisar a las autoridades locales correspondientes (+34 467 886 76), porque podría haber sido suplantado por un espía cerdo.

4. Encerrarse en casa hasta nuevo aviso.

5. Si has o conoces a alguien que haya viajado recientemente a Méjico, presta atención a los siguientes síntomas: toses de octogenario, mucosidad, altas fiebres, desorden maniacodepresivo, síndrome del perro explosivo, aparición de cola o nariz porcina, muerte a las pocas horas para luego levantarse de entre los muertos para infectar a más gente... En caso de manifestarse al menos tres de ellos, acudir urgentemente a las autoridades sanitarias locales.

6. Llevar máscara protectora: se recomienda una máscara de gas como la de Psycho Mantis, pero un simple antifaz puede bastar. Personalizar la máscara con decoraciones de colores puede incluso hacerla más efectiva.

7. En caso de tener que enfrentarte a un afectado, nunca acudir solo y sin el equipamiento adecuado. Disparar preferiblemente a la cabeza o a la entrepierna.

8. En caso de infección, se ha comprobado que el virus es resistente a los medicamentos tradicionales, pero puede ser tratado efectivamente mediante el BixVaporup, la ingestión de hierbas verdes del campo, los rezos a Santo Tomás de Aquino (aunque se ha comprobado una mayor efectividad al rezar a San Agustín) o un disparo de escopeta en las costillas.

Pepito Grillo, corresponsal.

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