viernes, 11 de septiembre de 2009

Los faraones eran los antiguos reyes de un país que suena a escupitajo y que sigue existiendo en la actualidad, llamado Egipto.

Tenían una larga perilla que simbolizaba lo muy faraones que eran, y solían ser representados sosteniendo un palo con bola en la punta (que podían utilizar para golpear a sus enemigos) y un bastón de caramelo.

Al morir, los faraones eran arrojados a unos contenedores especiales llamados sarcófagos, que eran enterrados en lo fondo de las pirámides para que no contaminaran.
Las pirámides eran unos edificios con forma piramidal (flipa con la paradoja) hechos de piedra, que por dentro se decoraban con dibujos de animales y personas de perfil haciendo el gesto de la balanza, así como con trampas mortales.

En realidad, se ha descubierto que esas decoraciones de dibujitos de animales (el escarabajo, el camello, el pájaro...) eran en realidad un alfabeto y tenían un significado, que era explicar la historia del faraón enterrado y tal.
Las trampas mortales también tenían un significado, significaban que no querían que entrases.

A los faraones les enterraban envueltos en papel higiénico, y habiéndoles sacado los órganos por un orificio facial (no me acuerdo cual), que guardaban en unos potecitos debidamente etiquetados: Ojos, cerebro, corazón, etc...

Los egipcios creían que las momias se despertarían y se irían colocando las diferentes prótesis que fueran encontrando en los potecitos, como mi abuelo cuando se levanta por la mañanay se pone la mandíbula postiza, las gafas, la pierna de madera y el ojo de cristal.
Un dato muy relevante, considerando que mi abuelo lleva varios años muerto.

Al final les conquistaron los romanos, que tenían una enorme ventaja militar una vez descubrieron que, al contrario de lo que los egipcios creían, las pirámides no se abrían por la mitad y de su interior no salía Mazinger.


Ramón Christilete, egiptólogo profesional.
Director del Instituto de Estudios Inútiles de Cataluña (IEIC).Imparte actualmente un seminario sobre la posible utilidad de las pirámides como plataformas de aterrizaje para naves espaciales. Al seminario puede asistirse sin ningún tipo de conocimiento previo en la materia, con el único requisito de estar muy loco o ser muy tonto, y tiene un precio aproximado de 450€ sin contar los materiales

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