miércoles, 17 de febrero de 2010

JUAN CARLOS I: SUPERVILLANO POR LA GRACIA DE DIOS

La historia de Juan Carlos I de España comenzienza en 1938, fecha en la que nació en Roma, Italia, en el seno de una modesta familia de inmigrantes españoles.
Su familia había tenido que huir de España, tras haber sido invadida ésta por los comunistas, y ya de pequeño su padre, un diplomático caído en desgracia que se ganaba la vida como agitador político y charlatán, viajando por toda Europa, le inculcó el odio a los izquierdistas y los sueños de dominación mundial que le serían tan característicos durante su vida adulta.
Una vez concluida su infancia, decidió entrar en la carrera militar, en concreto en la marina británica, donde comenzaría a labrarse un nombre, aunque por aquél entonces el futuro Juan Carlos I de España era conocido únicamente por el mote de “Juancar”.
Ante la asombrada vista de sus superiores, “Juancar” resultó ser un soldado despiadado y sin escrúpulos, aunque muy efectivo; a los pocos años fue relegado del servicio activo a causa de sus brutales métodos.

Ávido de mayor fortuna económica, Juan Carlos I de España comenzó a ofrecer sus servicios a diversos grupos mercenarios, a ambos lados de la ley, implicándose en al menos 27 operaciones de secuestro, asesinato, violación y robo. La guerra le había cambiado. Con los británicos y sus campañas en la Índia, había visitado a chamanes de las montañas que le revelaron una nueva verdad, que ardía con fuerza en su oscuro corazón.
Mientras tanto, en España, tras haberse producido un golpe de estado fascista, el dictador Francisco Franco se enfrentaba al problema de su sucesión, acudiendo en busca de consejo a su mayor consejero científico, Manuel Fraga.

“El dios-pulpo de R’lyeh me ha hablado”, le explicó Manuel Fraga al caudillo Francisco Franco en una reunión que ambos tuvieron en 1948, tras haber realizado una meditación ascética y ayuno de varias semanas, “Sabed, oh mi señor oscuro, que el hombre no es el primero de los seres que dominan esta tierra, y que mucho antes, blasfemas criaturas descendieron de los negros vacíos cósmicos y urdieron planes, y que siguiendo esos planes más antiguos que el propio hombre, se marcó una semilla, una línea genética que ha producido los mayores cabrones de la Historia de la humanidad. La familia Borbón.”

“¿T-te refieres a la antigua y olvidada familia real?”, pregunta Franco, atemorizado, apretando fuerte contra su pecho un crucifijo de oro; el crucifijo de un dios cuyos poderes poco podían hacer contra las fuerzas de las que allí se hacía mención, “¡no, no puede ser, están muertos! ¡muertos! ¡yo los ví! ¡Los comunistas los mataron a todos!”

“No a todos, mi señor, pues sabed que el señor de la ciudad sumergida me ha enviado también visiones del heredero perdido de la familia Borbón… ¡ese será vuestro sucesor! ¡Así lo ordena Yog-Sothoth, y pobre del mortal que ose desafiarlo!”, gritó Manuel Fraga, antes de caer al suelo en el éxtasis del trance, "¡Iä! Iä! ¡Cthulhu fhtagn! ¡Que no está muerto lo que puede yacer eternamente, y con los evos extraños también la muerte debe morir!”.

El dictador Franco buscó durante meses a Juan Carlos de Borbón, hasta encontrarlo en España, detenido por haber asesinado a sangre fría a su propio hermano (y no es broma); dicen que la primera reunión de ambos hombres tuvo lugar en la celda más mugrienta de la peor cárcel de por aquél entonces. Juan Carlos I tenía apenas 18 años, pero quien hubiese asistido hubiese dicho que era él, y no el dictador del país, quien tenía el poder.
"Sé por qué has venido", cuentan que le dijo Juan Carlos I de España a Franco, con una voz sobrenatural, ultraterrena, como nunca antes se había escuchado en nuestra Tierra, que recordaba a aquellas voces que se oían durante el solsticio de invierno, en las casas de los más abyectos hechiceros de la misteriosa Atlantis, cuando bebían la sangre de los moribundos y se comunicaban con los demonios que viven fuera del tiempo, en las prohibidas dimensiones-mazmorra, y que observan envidiosos a los vivos, siempre anhelantes, siempre en busca de un resquicio por el que acceder a nuestro mundo, "has venido porque temes a mi padre, a mi verdadero Padre, pues como yo soy su Hijo, me ha hablado desde el otro lado. Ahora me liberarás y te arrodillarás ante mí, porque en mí hay mucho de Él y mi bendición es Su bendición".
Franco supo en aquél momento que acababa de conocer a la criatura más diabólica del siglo XX.
Hoy hemos aprendido que:
  1. Juan Carlos I de España es hijo de los Otros Dioses o Dioses Exteriores, los Dioses que provienen de fuera de la Tierra y del Espacio, que no son inteligentes y que bailan al son de unos flautistas demoníacos en la corte celestial de Azazoth, el caos idiota primordial, en el centro del universo. Dichas divinidades ahora yacen (se desconoce si por voluntad propia y falta de ambición o en contra de su voluntad) encerrados fuera de nuestra dimensión, pero se sabe que cuando las estrellas estén "correctamente posicionadas", podrán regresar a nuestro mundo. Algunos hechiceros locos pretenden adelantar la venida de los Dioses Exteriores vinculando su descendencia al dios exterior Yog-Sothoth, deidad del tiempo y el espacio.
  2. Hitler, Mussolini, Franco y todos los movimientos fascistas, y la Segunda Guerra Mundial al completo no fueron más que maniobras distractorias para evitar la atención en lo que verdaderamente importaba: la ascensión del hijo de Yog-Sothoth al trono de España, para asegurar la línea genética del Anticristo y propiciar la venida de los dioses y el alzamiento de R'lyeh. Se asume al menos la existencia de un grupo organizado de cultistas encargados de llevar a cabo el plan; las implicaciones de estos cultistas, sus recursos y hasta donde llegan sus capacidades y miembros son desconocidas.

2 comentarios:

  1. ¿Están estos datos contrastados con los de la Real Sociedad de Profetas? Oh, mierda... ¡La RSP también está controlada por ellos! ¡Y este blog tamb..asdfdgjmjm

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  2. ¡Iä! Iä! ¡Juancar fhtagn!

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