jueves, 29 de julio de 2010

STARCRAFT: Tus amigos los Terrans y tú

HACE MUCHO, MUCHO TIEMPO (12 años), EN LA SEDE DE...

La empresa no pasaba por sus mejores momentos. Si, Warcraft 2 había sido un puntazo, y el primer Diablo no había estado mal, pero había que hacer algo para conseguir pasta, y rápido, porque el Diablo 2 no saldría hasta 2 años después, y los expertos decían que el público todavía no quería un Warcraft 3…

Diseñador de juegos A: Hay que hacer algo que sea exactamente como Warcraft, pero que no sea Warcraft, ¿me entiendes?
Diseñador de juegos B: No. ¿No vale ponerlo todo en un mundo futurista y punto?
Diseñador de juegos A: ¿Crees que con cambiar el setti
ng ya vale? ¿Acaso piensas que los jugadores son un montón de idiotas que…?
Diseñador de juegos B: Y en vez de poner humanos y orcos, yo que sé... ponemos también… Oora raza. Que sean tres en vez de dos. Unos bichos espaciales o algo así. Eh. ¿Qué te parece?
Diseñador de juegos A: ¿TRES RAZAS, has dicho? ¡¡Tremen
da innovación!! ¡Tenemos juego! ¡TENEMOS JUEGO! ¡BLIZZARD ESTÁ SALVADA!
Diseñador de juegos B: Ehm... ._. ¿te has drogado?


Y ese juego fue llamado...

STARCRAFT

Yo soy una de las pocas personas en este país que se ha leído el librillo de instrucciones que venía con el primer Starcraft. Todos los demás lo dejaron de lado porque a) No era el juego, b) lo teníais pirata, c) ¿Leer? ¿Eso no es un poco como estudiar?
Pero sí, yo lo leí, entero, y debo decir que (pido perdón por adelantado a ese Cervantes misterioso que escribió y/o tradujo el texto para la edición española) no os perdisteis mucho. La historia que nos contaba el puto librillo era jodidamente infumable.

Se ponía a explicar cómo la sociedad humana del futuro se volvía atea, corporativista y desarrollaba una religión no oficial en la cual “los seres humanos son Dios”, y luego gastaba páginas y páginas debatiendo sobre las implicaciones morales de que los Terran utilizasen presos convictos como infantería (marines y pirómanos).
¿De qué coño me estás hablando, misterioso escritor del librillo de instrucciones de Starcraft? ¡Estas tratando de llenar hueco con tus pajas mentales, pedazo de cabrón! ¿Creías que no iba a leer esto nadie? Bueno… hay que reconocer que tenías razón.
De cualquier manera, la historia “real” del Starcraft era la siguiente: se encontraron ahí las tres razas y tenían que matarse. Tenían que matarse porque eran distintas.
Y como los Zergs eran jodidamente fuertes, al final se ten
ían que aliar los humanos (terrans) con los Protoss. Y Morrigan estaba tan buena que se hacía jefa-jefazo de los Zergs (esa era la lógica). Eso es todo.

Mi raza favorita (puede sonar... euh... nacionalista) eran los terrans. No, en serio. Porque tenían armas a distancia, marines espaciales con trajes tope de guays y porque… bueno, porque los Protoss, las cosas dejémoslas claras, eran un poquillo los elfos del juego. O sea, que la decisión estaba entre jugar con un montón de marines espaciales con trajes robóticos o con una jodida colonia de cucarachas.
Además, me gustaba mucho eso que tenían los terrans de que sus edificios pudieran flotar en el aire como si fuesen globos de helio, y desplazarse de un lado a otro del mapa. Realmente no tenía “tanta” utilidad, pero bueno, estaba bien para mí que era cacho de malo jugando, porque hacía que mi contrincante me tuviese que perseguir por toda la pantalla durante un montón de rato hasta matarme finalmente. Si, vale, yo perdería, pero tú habías tenido que que correr detrás de mí como un estúpido durante un montón de minutos. Jódete.

De tropas de infantería, los terrans tenían tres clases: por un lado, los marines de toda la vida, con su ametralladora y tal, que iban bien contra los Protoss (que atacaban cuerpo a cuerpo). Con una legión de dieciocho marines terrans eras capaz de reventarle el escudo a un Protoss antes de que llegase hasta ti y te matase de un guantazo, con lo cual el Protoss se volvía a su casa con su escudo regenerándose por el camino y tú te quedabas mirando la niebla de batalla que había quedado al morir tus soldados, llorando por los recursos que acababas de perder.

Por otro lado estaban los Firebats o Murciélagos de Fuego, aunque yo los voy a llamar Pirómanos, por la misma razón por la que a los marines los llamo marines y no “miembros de la Sagrada Tropa de los Franciscos Violentos”; es decir, porque ese nombre no les pega una mierda. Los Pirómanos tenían un lanzallamas e iban bien contra los zergs… excepto si salían repentinamente cincuenta del suelo y te atacaban todos a la vez, matándote antes de que pudieras decir: “¿¿Pero que coj…??” (lo cual era el 90% de las veces).

Estos dos tipos de infantería no tenía mucha resistencia y caían como moscas, pero tenían un botón para doparse metiéndose unas inyecciones que les hacían moverse jodidamente espitosos de un lado a otro, como un montón de hormiguitas cocainómanas, a una velocidad muy superior a la que deberían tener por naturaleza. Yo solía ponerles un montón, hasta que descubrí que cada inyección les quitaba un chorrón de vida, hasta llegar a un punto en el que me mataban hasta las criaturas neutrales del entorno que se supone que estaban de adorno. Estaba convirtiendo a mis soldados en unos pedazos de mierda moribundos capaces de moverse a la velocidad de la luz. Había que moderar el uso de las sustancias, y si era necesario ponerselas, no había que hacerlo pulsando el botón mil veces...
Thx Wonder Woman por la demostración. Ya puedes irte.
Euh... ¿Wonder Woman? Errr... la vamos a dejar descansar un rato.

Como iba diciendo, por último estaban los Ghost, unos tipos de operaciones especiales que podían volverse invisibles y servían mayormente para lanzar bombas nucleares sobre el enemigo. Las bombas nucleares iban bien sobre todo para los edificios (donde he dicho “sobre todo”, quería decir “única
mente”) ya que el Ghost se tenía que tirar media hora apuntando para que pudiese salir el misil de la base, y encima cuando lo hacía avisaban de que “Nuclear Missile Launch detected!” a grito pelao, del rollo que el enemigo podía sacar de ahí rápidamente a todas sus tropas y sobrevivir.

Los edificios, que no podían moverse a no ser que fueran terran o tuviesen un camión de la mudanza jodidamente grande, se comían el impacto. La bomba nuclear se supone que era el arma secreta superdopada de los terrans… pero la verdad, tampoco era para tanto. A los edificios Zergs aún les podías causar algo de pupita (pero es que recordemos que los edificios zerg no eran más que bichos gordos, hasta un tío con ametralladora podía destruirlos con relativa facilidad), pero los edificios de los Protoss aguantaban el petardazo atómico como si estuviesen lloviendo chuzos de punta. Es decir, sólo con algunos rasguños.

Cabe decir que con la expansión Brood War, se introdujo un nuevo tipo de unidad de infantería, tan inútil que si no fuera por wikipedia, se me habría olvidado: el médico, un gilipoyas vestido de blanco como una puta diana que no duraba más de dos segundos en combate y que no podía atacar, solo curar a las demás unidades.
Era una tropa que la gente como yo, que mide la utilidad de
las unidades dependiendo de cuantos bichos pueden matar antes de que le destripen, no sabíamos utilizar, pero la gente realmente experta sabía que el médico servía, sobretodo, para que pareciese que los chicos de Blizzard habían hecho los deberes a la hora de crear nuevas unidades para la expansión. En otras palabras, que era un tremendo pedazo de mierda que más te valía no construir en tu puta vida, chaval, en tu puta vida...

Forrest Gump a tí tambien, querido amigo.
Ahora trae ese montón de gases tóxicos a la base.


¡Ah! Y no podemos olvidarnos, por supuesto, de los curritos, unos fumetas raros embutidos en un traje de Transformer que se paseaban por ahí, construían los edificios y traían minerales a puñaos, y que si no ibas con cuidado se quedaban atrapados entre dos edificios recién construidos y no había manera de sacarlos (tecnología futurista, ya ves).

Y, con ayuda de un edificio de procesamiento de gases tóxicos, también te traían bidones de lo que parecía una sustancia gaseosa verde salida de las cloacas. Cristales, gas tóxico y como mucho unas casas en forma de portaminas con ventiladores por todos lados, eso era todo lo que necesitaban los terrans (así como cualquiera de las otras dos razas) para conquistar el universo.

De las otras unidades, en fin, no podemos decir gran cosa más que meh!, no estaban mal. El Buitre era, además de una unidad a la que se había puesto un nombre jodidamente malo, una especie de colgado en un coche raro capaz de lanzar proyectiles explosivos (cuya mayor utilidad era construir unas minas que servían para detener a medio zerling), y el tanque podía plantarse inmóvil en el suelo para poder ser más mortíferos y quedar atrapados más fácilmente en la inmensa marea de zergs locos que inevitablemente (¡inevitablemente!) iba a asaltar tu posición.
Más útil era el Goliath, un mech que podía disparar misiles a las unidades voladoras y ametralladoras a las terrestres. No obstante, por lo que recuerdo, la relación calidad-precio no era buena y prefería construir otros cacharros en vez de este.

Un tanque del Starcraft en modo "aún puedo huir".

Los héroes más grandes entre los terrans eran una ghost llamada Morrigan (que luego se pasó al bando de los malos) y Jim Raynor (a brother for life!). Sin duda, el carisma de estos personajes y de todos los terrans en general, así como una campaña mucho más épica (eran quienes lo tenían más jodido, al quedar en medio de este “fuego cruzado” entre dos razas superpoderosas) que las de las otras dos razas (los Protoss parecían tenerlo todo bajo control y los Zergs ni siquiera te enterabas de qué cojones estaba pasando la mitad del tiempo) hacen que para mí el modo historia por excelencia fuera el de los Terrans.

Y básicamente eso eran los terrans. No he hablado de las unidades aéreas porque soy así de guay y aparte del Battleship gigantesco, que no dejaba de ser eso (una nave grande y fuerte), el resto era auténtica basura que no duraban más que dos segundos contra el Carrier de los Protoss o el millón de zergs voladores que te iban a enviar.
Con esto concluye mi pequeña perorata sobre los Terrans. Espero poder hablaros próximamente de las demás razas de Starcraft… los Protoss y los Zergs.

1 comentario: