martes, 13 de abril de 2010

Los dioses vikingos la parten

La verdad es que la mitología nórdica es algo que hay que ir muy fumado para atreverse a tratar, máxime porque hay un millón de jeviatas capaces de decapitarte si la cagas en algo, y otro tanto de dioses dispuestos a freírte si eres demasiado sincero, pero bueno, qué coño, vamos allá:

Los diferentes mundos, para los nórdicos, están colocados sobre un árbol llamado Yggdrasil. Quién, cómo, por qué cojones o cuando los colocó ahí son preguntas que no debes hacer y créeme, en el mundo de la mitología nórdica has de aprender rápido estas prohibiciones si no quieres que te partan la cara.
Ahí podemos encontrar Hel, el infierno donde van los muertos, o Midgard, la ciudad esa del Final Fantasy, entre otros. Los mundos esos son lugares sin importancia en los que no vale la pena detenerse porque hay pocos monstruos que matar para obtener experiencia y subir de nivel. El único mundo que mola, a parte del nuestro, es Asgard (o Ass-gard, como me gusta a mí llamarlo), que está arriba del todo, y allí mandan los Aesires, que son los dueños de todo.

El cosmos nórdico también tiene su propia amenaza de cambio climático: hay un dragón gigante royendo las raíces de Yggdrasil y los líderes mundiales no se ponen de acuerdo a la hora de pararlo. Justo como aquí, solo que aquí aún nadie ha visto al dragón. Otra amenaza poderosa son los gigantes o Jotún (sonido que hacen sus botas al pisar el suelo, si hay alguien debajo). Odín y los suyos les inflaron a ostias hace tiempo y desde entonces han esperado pacientemente para vengarse.

Hay dos tipos de dioses: los Aesires, que son los más molones, y los Vanires, que son unos pardillos al que todos pegan. La diferencia entre ellos era que los Vanires se encargan de controlar el mar, la lluvia, las cosechas y la naturaleza, mientras que los Aesires se dedican única y exclusivamente a inflar a ostias a todo el mundo que encuentran.
El jefe de los Aesires es Odín, que de joven era un macarra y un buscabroncas y conquistó el universo. Ahora es tremendamente viejo, pero lo compensa con la enorme sabiduría acumulada de tantos años de inflar a hostias a la gente (que no le hizo más listo, pero volvió más tontos a los demás). También tenía dos cuervos espías que volaban por todo el mundo y luego se lo contaban, los muy chivatos.
Odín es también el señor Valhalla, que mandó a construir a encargo y luego tuvo unos líos tremendos con los proveedores que ya explicaré cuando haga la versión que estoy preparando de El Anillo de los Nibelungos. Su posesión más estúpida era Draupnir, un anillo de oro que cada nueve días producía ocho copias iguales. Aparte de para devaluar el oro y acabar dejando en la ruina a todo Ass-gard, no tenía otra utilidad.

¿Qué más puedo decir sobre Odín? ¡Ah, sí! Que era tuerto. No entraré en detalles sobre cómo perdió el ojo, pero a raíz de eso se le prohibió rotundamente a Thor dar collejas al resto de los dioses, debido a su tremenda fuerza.
Thor, dicho sea de paso, es el dios del Trueno y de la Fuerza, aunque sus poderes se los dan varios objetos que tiene. Puede lanzar rayos gracias a su martillo Mjölnir (lo de Dios del Trueno es un moco que se pega porque suena mejor que ser dios del rayo), que de hecho pesa tanto que para usarlo tiene que usar unos guantes especiales de hierro (que teóricamente deberían conducir aún más la electricidad del martillo y pegarle un chispazo que se cagaría en los enanos que lo construyeron y en su martillo de los cojones).

Además, tiene un cinturón de nombre jodidamente impronunciable que le da la fuerza de diez hombres. Sinceramente, a mí me parece que la fuerza de diez hombres, aparte de depender de cómo son esos hombres, no es tanta fuerza. A parte de poder partir un listín telefónico por la mitad, doblar una servilleta más de siete veces y no necesitar a nadie que te ayude para hacer la mudanza, poco más puede hacer.
La posesión más estúpida de Thor eran dos cabras que si metías los huesos bajo la piel después de habértelos comido, se regeneraban y volvían a la vida, aunque no sé si muy contentos por habértelos comido antes.
Otro de mis dioses favoritos es Loki, un dios bromista y gamberro. Tenía muchos poderes mágicos, y eso le daba mucha rabia a los otros dioses, especialmente a Odín, porque decía que la magia es para maricones. Hasta las espadas gigantes a dos manos son de maricones. En la vida hay que ir a guantazo limpio, decía él, con la mano abierta, a lo Bud Spencer.
Por sus muchas maldades, fue encadenado a una piedra, con una serpiente a la que le goteaba veneno y le daba a Loki en la cara. Su mujer le aguantaba un cazo para que no le diese en los ojos, pero de vez en cuando iba a vaciarlo y entonces Loki se cagaba en dios (irónico, ¿verdad?). Le está bien empleado por echarse una mujer tan imbécil, porque podría simplemente quitar a la serpiente.

Otro aesir famosillo es Heimdall (debido a varios videojuegos que se hicieron sobre él). Era un mudo que protegía Assgard, vigilando siempre el puente arcoíris gay que une el Valhala con los otros mundos. Su mejor objeto es un cuerno capaz de despertar a todos los vecinos dormidos a las tres de la mañana. El cuerno sonará para marcar la venida de Ragnarok, una pelea que los dioses saben que está perdida. De hecho saben quién matará a quién, quien morirá y quién se quedará con las joyas y el dinero.

Ahí terminará todo, y luego se irán a tomar un café. Habrá sido el concierto de heavy metal más grande de todos los tiempos. De todos los putos tiempos. \m/

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