En anteriores episodios…
Ulises lleva años atrapado en la isla del placer y el folleteo eterno, incapaz de escapar (…).
Mientras tanto, en Ítaca, los 108 pretendientes con mente colmena de Penélope están destruyendo todos los recursos naturales de la isla, ¡son una jodida plaga de langostas!
... Y ahora, la continuación:
CANTO SECONS
Es un poco curioso que el primer problema medioambiental en que los griegos pensasen fuese un montón de ricachones quedándose toda la comida y ensuciándolo todo, aunque viendo el futuro (los vertidos de petróleo de BP, etc…) quizá tenían razón... ¡Los ricachones son el verdadero problema del cambio climático, no las emisiones de CO2!
No había manera de convencerles de que se fueran. Insistían en que Penélope les había prometido que cuando acabase de coser un vestido que estaba haciendo, se casaría con alguno de ellos. (En realidad, no estaba cosiendo nada, pero ella decía que era un vestido que solo los listos podían ver… no, espera, uhm... Eso es otro cuento).
El caso es que Telémaco, harto de que ver su casa invadida por un montón de holgazanes en busca de una MILF, se reúne en una asamblea con el pueblo de Ítaca, para decidir cómo pueden echarles de allí.
“¡Yo digo que pillemos unas cuantas armas y les destripemos a todos”, dice uno de los ancianos de Ítaca, cuyo nombre era… euh… ¿dije nombre? No, no tenía. Muchos asienten ante este elaboradísimo plan, pero otros están preocupados por las represalias de los familiares y amigos de los poderosos pretendientes. El anciano tiene respuesta para todos: “A ellos, también los destripamos”.
No, amigos, no se está refiriendo a asesinar también a los familiares que busquen represalias, sino a los que no están de acuerdo con él en ese mismo instante… Y la verdad es que no se puede negar que su lógica es infalible.
“Oye”, le contesta Telémaco, “esa es tu solución para todo. Suben los impuestos, acuchillamos al cobrador. El pescadero se queda sin pescado, lo acuchillamos... ¡Lo creas o no, no se puede solucionar todo matando!”
“¿Qué no…? Querido niño, déjame que te convenza al estilo grieg…”, dice el anciano, avanzando hacia Telémaco con una navaja en la mano, con intenciones poco amigables.
A medio camino, gracias a los dioses, se tropieza con una piedra y cae al suelo. “Ay!”, dice.
“Piedra insolente, ¡prueba la aniquilación!” grita a continuación, apuñalándola en diversas ocasiones. ¡Así aprenderían esas putas piedras a apartarse de su camino!
Visto lo visto, Telémaco llega a la única conclusión lógica, que seguramente ya habréis deducido: navegar hasta la isla de Pilos y entrevistarse con el rey Néstor.
CANTO TERCERS
El Rey Néstor fue un antiguo compañero de guerra de Ulises, por lo que Telémaco le pregunta qué fue de su padre al salir de Troya. Nestor le responde sin ningún tipo de rodeo, yendo directamente al grano:
“La guerra de Troya…”, así habla Néstor, “allí murieron muchos hombres. Patroclo, que le robó la armadura a Aquiles, Aquiles, que murió tratando de recuperarla. Antiloco, que estaba muy loco... Ajax El Grande, que le mató un rebaño berseker de ovejas… a mí, Zeus, como recompensa por haberle honrado en Troya, envió a Hércules a matar a toda mi familia y al llegar sólo quedaba yo, por lo que me hicieron rey. No como a Agamenón, que al llegar a Argos… lo mató un marica. No de que fuera flojo, sino que era homosexual. Que yo no tengo nada contra ellos, ¿eh? Estamos en el 3000 antes de Cristo y aquí cada uno es libre de hacer lo que quiera con su vida, pero…”.
“Ehm… ¿Y Ulises?”, le interrumpe Telémaco.
“¿Ulises, dices?”, responde el rey, confuso, “Pues… no. No recuerdo a ningún Ulises. No estuvo en Troya, eso te lo aseguro”.
“… Mi rey, creo que habla de ese tipo que inventó el Caballo e hizo todos los planes y básicamente ganó la guerra de Troya él solo”, le susurra uno de sus guardias reales al oído.
“¡Ahh! Ése Ulises”, dice Nestor, “El rey de Ítaca, el de prodigiosa inteligencia, el protegido de la diosa Atenea… ¿Ese dices?”
“¡Si, si! ¡Ése!”
“No sé donde está. Tendrás que preguntar a Menelao, el rey de Esparta”, comenta el rey.
“Pero espera, te acompañará en tu búsqueda mi querido hijo Pisístrato, que fue el único que sobrevivió a una reciente invasión de 5.000 persas. Ni uno solo se atrevió a tocarle”.
“¡Oh! ¡Debe ser entonces un guerrero poderosísimo!”, exclama Telémaco, impresionado.
“Si, bueno… también es que se meó encima.”
Más sobre el fabuloso viaje de Telémaco a Esparta... mañana!
martes, 29 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El link a la parte 1: http://modernototal2.blogspot.com/2010/06/lo-cierto-es-que-si-algo-podemos-decir.html
ResponderEliminar