miércoles, 2 de junio de 2010

Starbucks: mi perorata personal.

Cualquier Starbucks es un sitio raro de cojones, siendo una de las muchas razones de esta rareza el hecho de que repiten productos en el menú para que parezca que tienen más de los que realmente tienen (o si no, que me expliquen la diferencia entre el Café Latte y el Café con leche).
Lo que pasa es que no hay mucho que innovar en el mundo del café. Es como las patatas fritas, que sólo pueden hacerse las normales y, como mucho, darles sabor barbacoa o sabor kétchup a base de mezclarlas con ganchitos y dejar el aceite de freír al sol para que se ponga rancio.
Por eso me raya que digan que lo que permitió expandir Starbucks por todos los lados del mundo fue “reinventar el concepto del café”. Bueno, primero de todo es que los conceptos no pueden reinventarse ni transformarse, eso para empezar, que llevamos muchos años de exitosa cultura occidental para comenzar ahora a darle la espalda a Platón por unos putos cafés de mierda.
No han reinventado nada: el café, por muy del Starbucks que sea, sigue siendo agua con granos de café molidos (o que le hayan puesto un rato un calcetín sucio en remojo).
Y si quieren, luego le ponen leche o canela o especia, o azúcar moreno o semen de caballo, pero no han “reinventado” nada, lo único que han hecho es servírtelo, en vez de en tacilla, en un vaso de plástico o cartón o no sé de qué mierda es, que es tan grande que te hace venir cagaleras luego. Y así se ahorran lavar la tacilla.
De toda la vida han existido cafeterías (y que yo sepa, no se necesita el LHC y ser un jodido técnico nuclear para hacer café), y no te lo vendían a precios como los de la Coca-cola en el cine (que por el precio se diría que la hacen con sangre de unicornio).
Eso último tiene menos excusa aún, considerando que en los Starbucks se pagan sueldazos que son, imagino, ligeramente superiores a quien trabaja en un McDonalds o un Bocata, pero todavía por debajo de un esclavo asalariado en un taller ilegal de costura en Hong Kong.

No. Lo que hacen los de Starbucks es darte sillones cómodos. Eso es lo que ofrecen. Sólo ponen una barra para servir cafés allí y la gente se siente culpable de entrar y no tomar nada y se pide un café. Eso es todo. Igual que las religiones, el truco de su negocio es explotar del sentimiento de culpabilidad de la gente.Porque, si no, ¿para qué demonios querría alguien un café a media tarde? ¡El café es para mantenerse despierto, narices, no para tomarlo a media tarde como si fuera un refresco! Es tanto como que alguien venga y te diga: “Ahora que voy ya borracho perdido, me voy a meter unas rallas de coca, que tengo que pasarme la última misión del Call of Duty”. ¡No procede! ¡No computa!
En resumen. Que no. Aunque te den WiFi (o sea, cáncer gratis), desapruebo los Starbucks, porque tanto que innovan y tanta mierda y aún no han puesto a la venta el Carajillo, nuestro café nacional por excelencia, que en tamaño de vaso grande de Starbucks tendría tal cantidad de coñac que nos convertiríamos en los nuevos rusos.

Eso ha sido mi reflexion random.

3 comentarios:

  1. Visítanos en...

    /// http://www.facebook.com/pages/Moderno-Total-2/146693579858

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  2. Hoy simplemente te escribiré esto: Eres un maldito genio. (como mis amigos son chicos starcocks XD me tomaré la libertad de poner el link en mi face)

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  3. ese era mi perro , :( se lo deje a un amigo mio que trabajaba en starbucks un verano, para que lo cuidara mientras estaba de viaje.. Nunca lo volvi a ver.
    No sabia que fuera actor publicitario

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