jueves, 1 de julio de 2010

La Odisea, parte 3

En anteriores episodios…
Telémaco viaja hasta Pilos para averiguar más sobre el paradero de su padre, Ulises, rey de Ítaca. Pero allí no saben nada. No sé por qué maldita razón creyó él que sí. Pero al menos consigue un aliado: Pisístrato, un guerrero con problemas de incontinencia urinaria. Juntos, parten hacia Esparta.
... Y ahora, la continuación:

CANTO CUARTERS
Telémaco y Pisístrato llegan a Esparta, donde se está celebrando la boda de Hermione, la hija de Menelao, que se casa con Harry Potter… bueno, no, con Neoptolemo, hijo de Aquiles. Como es el día de la boda de su hija, pueden pedirle un favor a Menelao, y este no se lo podrá negar.
Le preguntan sobre el paradero de Ulises.
(Personalmente yo hubiese pedido una noche con su esposa Helena, la más bella de las mujeres, pero considerando que la última infidelidad de ésta se saldó en la muerte del 50% de la población de la Tierra… fueron bastante listos).

Le dicen que no saben nada de Ulises, porque ellos también se extraviaron en barco al salir de Troya (WTF!? Worst GPS ever!) y llegaron a Egipto, donde durante 8 años lucharon contra los zombis, las momias y otras fuerzas del mal (en serio). Pero, para consolar a Telémaco, le cuentan las grandes hazañas que hizo en la guerra de Troya.


“Yo recuerdo aquella vez que se disfrazó de mendigo para colarse en Troya”, dice Menelao.

“Oh, si, ya lo creo! Era un auténtico mendigo!”, contesta Helena, “le eché limosna y todo.”

“Uhm, vale, está bien.”, dice Telémaco.

“No, no, estaba más que bien. Era como si su verdadero lugar en el universo fuera el ser un mendigo!”, sigue Menelao, “qué magnífica forma de humillarse, irradiaba pobreza!”

“HE DICHO QUE ESTÁ BIEN. GRACIAS”, exclama finalmente el hijo de Ulises, “Si no sabéis nada más, me voy”.


“Espera, joven príncipe de Ítaca”, le dice Menelao, “que ahora que me acuerdo, cuando estaba en Egipto me enfrenté al profeta Proteo, que sabía el paradero de todos los perdidos en el mar. Tuvimos que obligarle a decírnoslo. Fue una durísima batalla: primero nos atacó en forma de león, luego en forma de dragón, luego en forma de jabalí salvaje…”

Los que escuchan asienten con admiración.

“Pero eso no era nada, porque luego nos atacó, atención, en forma de riachuelo y en forma de árbol gigante!!”.

“… Eso no parece muy peligroso”.

“Bueno… e-era un árbol realmente alto!”, añade Menelao, dudando ahora un poco del interés real de su historia, “Y me dijo que Ulises estaba preso en la isla de la ninfa Calipso”.

“… ¿Y por qué no me lo has dicho antes?”

“Me hacía el interesante”, responde Menelao

“Me parece bien… peaso de gilipoyas”, dice Telémaco, apagándole el cigarro a Menelao en el cubata y marchándose de allí “Putos espartanos...”


Por fin, Telémaco ha averiguado el paradero de su padre perdido y se dirige hacia allá. Pero cuidado, porque los pretendientes de Penélope, en Ítaca, averiguan esto y van en su búsqueda para detenerle y matarle.
¿Encontrarán estos cabrones a Telémaco antes de que éste halle a su padre…? Tendremos que esperar para saberlo...

Pero conociendo a estos putos griegos, que parece que no saben navegar ni nada, que a la mínima que cogen un barco lo hunden o se pierden, para mí que acabarán en Can Poya.

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