Todo el mundo cree conocer bien a
Godzilla. Ha salido en películas, discos de música, videojuegos... No es para
menos: Godzilla fue considerado el mejor rapero del mundo entre 1998 y 1999, lo
que (junto a su desbordante carisma y su tendencia a destruir ciudades cuando
se cabrea) le condujo de inmediato al estrellato.
Lo que muchos no saben es que Godzilla
nació en una modesta familia japonesa: Su padre era un lagarto común que
trabajaba como contable en una pequeña empresa, y su madre una bomba nuclear. Fue
una infancia muy dura porque vivían en una pobreza extrema: si Godzilla quería
comer, tenía que arrasar el puerto de Tokyo él mismo.
Godzilla danza junto a su mejor amigo King-Kong en Motas de Teruel (Albacete), 1965 |
Expulsado de la Universidad Politécnica
de Hokkaido en 1965 a causa de su incapacidad física para sostener un bolígrafo,
así como también por llenar con radioactividad varias aulas, Godzilla desempeñó
trabajos de baja calificación profesional tales como: poderoso esbirro,
monstruo descerebrado creado por un científico loco, reponedor de supermercado,
aparcacoches, vendedor de seguros de vida por teléfono, CEO de Movistar,
miembro no oficial del batallón de castigo de las SS y dependiente en un Burger
King.
A pesar de esto, con mucho esfuerzo y
trabajo duro Godzilla logró ascender tanto social como físicamente, hasta
llegar a convertirse en el monstruo de ciento veinte metros de altura que todos
conocemos.
Su característico rayo de aliento atómico, reconoce, “se me ocurrió mientras
miraba una película junto a un amigo de infancia”. Un amigo que perdió
trágicamente consumido en fuego nuclear, instantes después.
Es este contacto con sus orígenes lo que
Godzilla considera la clave de su éxito: “La gente me ve como un hombre
corriente, el hombre de la calle. Soy el típico dinosaurio gigante radioactivo
que la gente ve todos los días, que podría vivir en el piso de al lado o ser su
compañero de trabajo.”, nos explica desde su fabulosa mansión en Miami.
“Mis temas están en contacto con las
preocupaciones corrientes de las personas: no saber si la chica que les gusta
les corresponde, si podrán llegar a fin de mes, o si serán capaces de educar
correctamente a los hijos que salgan de los docemil huevos que están incubando
en ese momento”, añade.
Las relaciones amorosas de Godzilla han acabado siempre con unas batallas que su madre no gana para disgustos. |
Su primer contacto con el cine fue en la
película de Disney “Alvin y las Ardillas 3: ¡Aventuras Disparatadas!”, donde
interpretaba el rol protagónico de Jean-Marcelle, un actor heroinómano caído en
desgracia que recuerda tiempos mejores, y que debe hacer frente a las facturas
que le llegan de su hija enferma mediante la única forma que conoce: donar su
riñon a una mafia de traficantes de órganos chinos.
La interpretación le valió dos Óscars
(mejor actor y mejor película del 2002), así como varias menciones en el Club
Disney en 14 de Abril por la mañana, entre el episodio 112 de Ben 10 y un
concurso tipo gimkana para unos niños.
“Grabar Alvin y las Ardillas 3:
¡Aventuras Disparatadas! fue una de las experiencias artísticas más
enriquecedoras que he tenido jamás, aunque se viese ensombrecida”, admite con
cierta pena, “por la polémica de que el título había atraído a los cines un
público muy diferente al esperado.”.
Sobre un posible regreso delante de las
cámaras, Godzilla no promete nada. Ahora mismo está ocupado componiendo el tema
principal de la banda sonora de la vigesimoséptima entrega de “The Fast &
The Furious”.
“La canción lleva por título Tu Próximo
Rayo de Aliento Atómico Podría Ser El Último, trata sobre que tu próximo rayo
de aliento atómico podría ser el último, es una oda al carpe diem. Los coros
los hace Christina Aguilera, y tiene uno de los mejores estribillos que he
compuesto, dice así: Tu prooooximo alientooo atómicoooo podría ser el
últimooo”.
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