Mr. Proper y El Mayordomo de Tenn: Vidas paralelas

El mayordomo de Tenn no es sólo un producto de limpieza, sino que nos ha acompañado desde la infancia.Podríamos decir incluso que es uno de los pilares de la civilización occidental contemporánea (que sería exagerar mucho, muchísimo, pero vivimos en un país libre).

Por mi parte, yo aún recuerdo a ese mayordomo de mediana edad y sus afirmaciones sobre la inquebrantable veracidad del algodón.
Ese hombre si sabía camelar a las damas con su educado estilo de gentleman inglés y su exhaustivo conocimiento de la higiene doméstica que (eso era algo que de algún modo sabías sólo con oírle hablar) había alcanzado la maestría en su oficio tras años de práctica.

Cuando acababa el anuncio, sabías que era porque había ido a acabar con alguna mancha legendaria que aterrorizaba un vecindario o alguna pequeña aldea, o a hacerle la cama a Batman (bueno, perdón, a Bruce Wayne).

Pero un día lo enviaron todo al carajo, porque lo sustituyeron por uno joven y guapo (que, por cierto, parecía un puto romulano de StarTrek) para encandilar a las mujeres. Su plan era sustituir a ese Sean Connery del estropajo por una especie de Pierce Brosnan.

Pero, en vez de eso, pusieron al romulano ese que no tenía carisma ni decía nada, sólo sonreía y hacía pucheros como si fuese el tío de Martini. ¡Qué rabia me da!
Dios quiera que, en el futuro, por error en un anuncio se tome un chupito de Tenn y acabe muerto o en el hospital.

¡Que nos devuelvan a Alfred!


En el otro lado está Mr. Proper, un calvo cachas mezcla de portero de discoteca y prostituto gigoló, que no tenía piernas y salía disparado cuando abrías el tapón para limpiarte mágicamente toda la casa (porque era un genio mágico que vivía dentro de la botella: todo esto lo teníamos que deducir nosotros del hecho de que llevaba un pendiente).

Se podían deducir también otras cosas del personaje: los brazacos musculosos cruzados significaban que se iba a poner en la puerta de la discoteca a no dejar pasar a los que llevaran bambas o le fueran de listos, y la sonrisa malvada era que, encima, lo iba a disfrutar.
Las cejas blancas... trapicheos con drogas (creo).

NOTA: Eso de que te limpiaba mágicamente la casa era sólo en el maravilloso mundo de los anuncios, claro (donde viajar atrás en el tiempo y alterar la historia para hacer desaparecer el mundo tal y como lo conocemos es tan normal como para tí y para mí coger el autobús).

Mr. Proper disfrutaba del éxito, tenía drogas y fama (mujeres no, ya que recordemos que de cintura para abajo tenía forma de fantasma, y carecía de pene); pero un hecho traumático truncaría también su carrera para siempre: le cambiaron el nombre a Don Limpio.

¿En qué estaban pensando? No, en serio, ¿es que creían que pensaríamos que estaba hecho con restos de turistas americanos o qué cojones? Ya que estaban haberle puesto pelo, que parece un Skinhead.
Lo que deberían es llamarle Azhrasamaeël, protector de Ventormenta, amo y señor de los mochos y Lord cósmico de la limpieza infinita (ahora es tarde y tiene copyright, hijosdeputa).
Y que sacrificase vírgenes desnudas en todos sus anuncios.

En conclusión...
Dos vidas paralelas de mascotas televisivas de detergentes que conocieron la fama y después cayeron en desgracia, para que veáis que no todo son risas y fiestas en el mundo de la lejía, por ejemplo, si uno se la bebe: algo que siempre parece mejor idea de lo que realmente es.