EPISODIO I: DE CÓMO SE FUE LIANDO PARDA
tal y como se narra en el poema Ciprias, no conservado, de autor desconocido (Homero, presumiblemente).
Zeus examina la Tierra con una lupa.tal y como se narra en el poema Ciprias, no conservado, de autor desconocido (Homero, presumiblemente).
“Mechachis”, se queja el todopoderoso señor del Olimpo “me he ido de vacaciones y se he me ha llenado el planeta de bichos. A este paso habrán consumido todos los recursos naturales en el 2023.”
Su reflexión es interrumpida por los gritos de Atenea, Hera y Afrodita.
Penetran en el gran salón de Zeus, pintarrajeadas como furcias y oliendo a tabaco, pues vienen de una boda.
"Oh, Zeus, señor del rayo", le instan las diosas, picajosas, "declara cual de nosotras es la más guapa y acalla así nuestra discusión".
“¡Peligro! ¡Peligro!” le indica al Padre de los dioses su portentosa inteligencia “Mas este marrón no seré yo quien me lo coma”. El primer nombre que le viene a la cabeza a Zeus es el de Paris, príncipe de Troya, que anda pastoreando a su rebaño.
Se aparecen las diosas ante el mortal Paris. ´
Hermes, el mensajero, las presenta una a una:
“Atenea, la bibliotecaria sexy. Le gusta: llevar chicos a su habitación para estudiar hasta tarde. Elígela y te convertirá en el hombre más sabio del mundo”.
“No, no, que para eso ya tengo muchos libros en casa”, así la rechaza el príncipe de Troya.
“Hera, la ama de casa caliente. Le gusta: satisfacer los deseos de su marido. Elígela y te convertirá en el Emperador de Asia”.
“No, no, que ahí solo hay chinos”, así la rechaza el príncipe de Troya.
“Afrodita, la devorahombres. Le gusta: Comunicarse exclusivamente mediante expresiones susceptibles de ser tomadas como referencias sexuales. Elígela y se acostará contigo la mujer más bella del mundo”.
“No, no, que para eso ya tengo mis paj… ”. El hijo de Príamo se detiene un segundo, pensativo.
“¡Afrodita! ¡Afrodita es la más bella!” afirma después, con rotundidad.
Días más tarde, por intervención de la diosa, visita Paris a Menelao, rey de Esparta.
“Ponte delante del pozo sin fondo, joven Paris, que te voy a enseñar una broma que hacemos los espartanos con los visitantes e invitados”.
“Hum… no, gracias, Menelado”, contesta prudente el príncipe troyano.
“Se dice Menelao, no Menelado. Te ruego no me llames así más, porque rima con pescado”.“Pues peor es Menelao, que rima con meao”, piensa Paris para sí. Pero en ese momento no dice nada.
La primera noche en el palacio, Paris cae enamorado de Helena, tremendísima top model, esposa del rey. Para cuando se da cuenta el espartano, los amantes se alejan en un barco. Menelao agita el brazo desde la distancia y jura venganza.
(Bueno, en ese momento sólo grita “¡¡CABRONEEEEEEEES!!” una y otra vez, pero en cuanto se calma, jura venganza).
Acude Menelao a su hermano, el poderoso Agamenón, que escucha desinteresado los quejicosos berridos del rey de Esparta.
“Oh, poderoso Agamenón, rey de Micenas, ¡auxíliame en mi venganza contra Paris, que raptó a mi Helena, y pronunció ofensivas rimas con mi nombre mientras se alejaba con el barco en la distancia...!”.
En ese momento, Agamenón salta de su asiento: “¿Y qué pasó luego con el barco?”
“No sé. Estará en Troya. Se lo habrán quedado, digo yo…".
Agamenón no cabe en sí de rabia, se pone rojo, le sale espuma por la boca y llena de perdigones de saliva la faz de Menelao.
“Maldito sea ese Paris” dice “con sus actos y su osadía ha insultado a todos los griegos. Tranquilo, hermano, pues tendrás tu venganza; y te juro por todos los dioses del Olimpo que RECUPERAREMOS TU BARCO SANO Y SALVO”.
Acto seguido reúnen un comando de élite, formado por los más poderosos héroes (entre ellos Ulises, que se intentó escaquear diciendo que le dolía la barriga, y Aquiles, un cubano exiliado que además era invencible) y diez mil soldados griegos.
Parten todos ellos hacia Troya. Llegan al poco rato. Matan a cuantos pillan fuera de las murallas y luego se van de putas.
La guerra más importante de la Antigüedad acaba de dar comienzo...
“Atenea, la bibliotecaria sexy. Le gusta: llevar chicos a su habitación para estudiar hasta tarde. Elígela y te convertirá en el hombre más sabio del mundo”.
“No, no, que para eso ya tengo muchos libros en casa”, así la rechaza el príncipe de Troya.
“Hera, la ama de casa caliente. Le gusta: satisfacer los deseos de su marido. Elígela y te convertirá en el Emperador de Asia”.
“No, no, que ahí solo hay chinos”, así la rechaza el príncipe de Troya.
“Afrodita, la devorahombres. Le gusta: Comunicarse exclusivamente mediante expresiones susceptibles de ser tomadas como referencias sexuales. Elígela y se acostará contigo la mujer más bella del mundo”.
“No, no, que para eso ya tengo mis paj… ”. El hijo de Príamo se detiene un segundo, pensativo.
“¡Afrodita! ¡Afrodita es la más bella!” afirma después, con rotundidad.
Días más tarde, por intervención de la diosa, visita Paris a Menelao, rey de Esparta.
“Ponte delante del pozo sin fondo, joven Paris, que te voy a enseñar una broma que hacemos los espartanos con los visitantes e invitados”.
“Hum… no, gracias, Menelado”, contesta prudente el príncipe troyano.
“Se dice Menelao, no Menelado. Te ruego no me llames así más, porque rima con pescado”.“Pues peor es Menelao, que rima con meao”, piensa Paris para sí. Pero en ese momento no dice nada.
La primera noche en el palacio, Paris cae enamorado de Helena, tremendísima top model, esposa del rey. Para cuando se da cuenta el espartano, los amantes se alejan en un barco. Menelao agita el brazo desde la distancia y jura venganza.
(Bueno, en ese momento sólo grita “¡¡CABRONEEEEEEEES!!” una y otra vez, pero en cuanto se calma, jura venganza).
Acude Menelao a su hermano, el poderoso Agamenón, que escucha desinteresado los quejicosos berridos del rey de Esparta.
“Oh, poderoso Agamenón, rey de Micenas, ¡auxíliame en mi venganza contra Paris, que raptó a mi Helena, y pronunció ofensivas rimas con mi nombre mientras se alejaba con el barco en la distancia...!”.
En ese momento, Agamenón salta de su asiento: “¿Y qué pasó luego con el barco?”
“No sé. Estará en Troya. Se lo habrán quedado, digo yo…".
Agamenón no cabe en sí de rabia, se pone rojo, le sale espuma por la boca y llena de perdigones de saliva la faz de Menelao.
“Maldito sea ese Paris” dice “con sus actos y su osadía ha insultado a todos los griegos. Tranquilo, hermano, pues tendrás tu venganza; y te juro por todos los dioses del Olimpo que RECUPERAREMOS TU BARCO SANO Y SALVO”.
Acto seguido reúnen un comando de élite, formado por los más poderosos héroes (entre ellos Ulises, que se intentó escaquear diciendo que le dolía la barriga, y Aquiles, un cubano exiliado que además era invencible) y diez mil soldados griegos.
Parten todos ellos hacia Troya. Llegan al poco rato. Matan a cuantos pillan fuera de las murallas y luego se van de putas.
La guerra más importante de la Antigüedad acaba de dar comienzo...
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