sábado, 5 de diciembre de 2009

TRANSFORMERS: MORE THAN MEETS THE EYE

Bueno hoy me gustaría recordar a los transformadores...


¡No, no los robots que se convierten en vehículos!
Me refiero a aquellos trastos negros con enchufe que tanto pesaban e iban a la corriente, porque en aquél entonces las consolas eran demasiado tiquismiquis para recibir la corriente eléctrica:
Las consolas necesitaban el transformador porque, ehh... convertía la electricidad en videojuego.
Convertía la electricidad en videojuego, si, pero parece que con dificultad, a juzgar por cómo se calentaban. Cuando yo era pequeño, un amigo me dijo que de tanto jugar al Zelda se calentó el transformador tanto se derritió y resquebrajó el suelo (a día de hoy creo que exageraba, pero en su momento me acojonó terriblemente la posibilidad de derretir mi casa así que procuraba no jugar mucho rato seguido. Puto amigo de la infancia, qué rabia solo de pensar en las horas de vicio que perdí por tu culpa... ¡¡Como te encuentre te mato!!).
Además, en aquél tiempo las cacharras consumían un montón de electricidad, más incluso que las consolas de ahora. No entiendo cómo puede chupar más energía el Super Mario Bros que el Metal Gear Solid ¡que solo es un hombre saltando encima de unas setas, porfavor!

Pero luego, no preguntéis por qué, dejaron de ser necesarios, no sé si es que los llevan ahora las conolas dentro incorporados o qué. Yo diría que si, porque si te fijas sale un aire ardiente de detrás de la Ps2 cuando pones la mano (que uno se pregunta si es que están haciendo tostadas ahi dentro o qué narices).

La única consola que tiene transformador hoy día que yo sepa es la Xbox360, que lleva un cacharro gris no sé ni por qué motivo. El caso es necesitar cada vez más trastos y cables.
En fin, eso fueron los transformadores.
Que me salta la lagrimilla, coño.

(música recomendada para recordar a los transformadores, la NES y todos aquellos juegos absolutamente geniales y descerebrantes: http://www.youtube.com/watch?v=xNarn1MY6kY)

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