jueves, 14 de octubre de 2010

Nazismo vs Fascismo


Un error muy común, pero que no hay que cometer, es el de confundir nazismo con fascismo. No, amigos. La diferencia no es que el fascismo transforme tu país en una dictadura poco a poco, como por fascículos, y que el nazismo lo haga todo de golpe, tan pronto sale elegido en unas elecciones, no. La diferencia es mucho más sutil.
El nazismo es como tener un Mewtwo, y el fascismo, como tener un Jinx. Ambos son ridículos, pero uno es mucho más gay que el otro, ningún entrenador pokémon realmente bueno llevaría uno de esos en el equipo. En cambio, conozco mucha gente que lleva un Charizard.

En resumen, podríamos decir que el nazismo es la creencia de que hay gente que ha nacido siendo mejor que otra (mientras que el fascismo es simplemente fascinante). Los nazis clasifican las razas en una tabla que básicamente te dice lo guay que eres, pero nunca me ha quedado claro qué nivel ocupa cada raza en la lista. Es decir, está claro que los nazis están arriba de todo y los judíos en el puesto más bajo, pero ¿y todos lo demás?
¿Dijo Hitler algo sobre los negros, o sobre los árabes? No lo sé. ¿Hubo negros en los campos de concentración? No, que yo sepa. Es como si el nazismo ni siquiera los hubiese descubierto. Más bien parece que las demás razas vayan subiendo y bajando dependiendo de cómo sopla el viento, como si uno pudiese ir invirtiendo en tal o cual raza y sacar unas ganancias a fin de mes gracias a la especulación.

El fascismo, en cambio, podría ser descrito como raro de cojones, y gran parte de esta rareza se debe a que a nadie le ha interesado realmente saber qué mierda era ya que, asumámoslo, los italianos fueron los primos tontos y retrasados de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, el alzamiento de los nazis al poder ha sido documentado en muchísimas ocasiones, hay toda una teoría política que ha investigado todo el asunto desde perspectivas socioeconómicas, culturales y psicológicas (su punto de vista fundamental es que Hitler era un mago muy, muy poderoso que logró controlar mentalmente mediante un hechizo a todos los alemanes, que son inocentes de todos los crímenes cometidos y por tanto podemos hacer negocios con ellos sin dañar nuestra conciencia).
En cambio, del alzamiento del fascismo los libros de historia sólo nos dicen que eran unos tipos gordos que iban pegando a todo el mundo a lo Bud Spencer (que, por cierto, es italiano), hasta que al final nadie más se atrevió a oponerse a ellos, porque no quería que le partiesen la cara.

Otro ejemplo de esto: hay libros enteros escritos a cómo Hitler logró salvarse milagrosamente de varios atentados contra su vida (aunque a no estar allí cuando explotó la bomba no lo llamaría yo “salvarse milagrosamente”), difícilmente podremos encontrar alguno dedicado a las hazañas esquivabalas de Mussolini.
De hecho, en este aspecto, wikipedia nos regala una de las frases posiblemente más irónicas de todos los tiempos: “Ya el día de la «Marcha sobre Roma», Mussolini arriesgó su vida: en Milán un camisa negra tropezó y apretó por error el gatillo de su fusil: la bala rozó su oreja. Tras ser nombrado presidente del consejo, Mussolini fue objeto de una serie de atentados.” (wikipedia, artículo sobre Mussolini).

Vaya, que con amigos como estos no es de extrañar que los nazis perdieran la guerra. Su peor elección de aliados, no obstante y de lejos, fue Japón. Los japoneses no sólo no les ayudaron en una mierda, sino que encima les echaron encima a los americanos. De hecho, casi podríamos decir que si no hubiese sido por los japoneses, los nazis habrían ganado la guerra. Ellos fueron los verdaderos destructores del régimen nazi, y por eso, para celebrarlo, los americanos decidieron regalarles un novedoso espectáculo de fuegos artificiales.

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