jueves, 21 de octubre de 2010

Los osos

Foto: Concept art de lo que luego sería el Snorlax

Hoy día se habla mucho (y mal) de Dios, y puede que con razón. ¿Qué narices? ¡Por supuesto que es con razón! Si ese tío es tan omnipotente y omnisciente como dice ser, es culpable directo de todas las cosas malas del mundo. Es peor que Hitler. De hecho, él INVENTÓ a Hitler.

Porque incluso aunque dé libertad a la gente, y la gente haga cosas malas, no es la gente mala la que causa los maremotos, las erupciones de volcanes y los terremotos (quizá con la excepción del Dr. Malignus y su Asombrosa Máquina de Desastres Naturales). Es Dios.
Pero no voy a hablar mal yo hoy de ese Señor que está en los cielos, no, aunque dicho señor no creyese conveniente en su momento dotarme de varios centímetros más de altura y dos poyas. Por esta vez seré completamente objetivo y hablaré únicamente de una de sus peores creaciones: Los osos.

Porque el tipo, manque no perfecto, hay que reconocer que eso de crear universos se le da bien. Es cierto que si le comienzas a buscar las vueltas al universo (como hacen los físicos cuánticos y los de la teoría de cuerdas) se ve que el tío no resolvió bien las divisiones, que siempre le quedan con resto, y que lo que hizo fue ocultar todos los remaches del universo en el interior de los agujeros negros, donde nadie debería mirar, pero ¿acaso alguno de vosotros lo hubiese hecho mejor? ¿Eh? Venga responded.
(Obviamente no podéis, porque esto es un post que no podéis modificar. JA JA JA, ¡chúpate esa, web 2.0!)

No. Si vosotros hubieseis hecho el universo sería todo un cagarro en plan de huevo frito cósmico que no se podría ni distinguir ni el bien del mal en esa mierda. Dios al menos eso lo hizo bien, pero hay que reconocer que a todo el mundo le puede salir un petardo de vez en cuando… como los osos que él creó.

Es probable que él lo que quisiese era crear una especie de bestia terrible. De hecho ya había creado anteriormente a los dinosaurios como criaturas de terror, y éstos habían sido acogidos con gran entusiasmo por la crítica, aunque había tenido cagadas de principiante, como la de poner plumas de colores a los velocirraptors (verídico), y que depende de la raza parecían bailarines de samba (lo cual, yo creo, les hacía muy terroríficos a su manera).

Foto: J-J-JEVIRRAPTOR!!!

Incluso se había permitido ponerle un punto débil, como por ejemplo tiene el T-Rex, que si te quedas quieto no te ve. El oso reúne comida durante el verano y el invierno se lo tira durmiendo, época en la cual el niño o el héroe del cuento podría entrar en la cueva y matarlo con éxito.

Pero algo salió mal con el diseño, no se pusieron de acuerdo los ingenieros o hubo problemas de producción o quién sabe... Y eso que mira que era fácil crear una bola de pelo con dientes y que hiciese algún tipo de sonido incordiante, pero no. El tío tenía que “experimentar”, y ahora no hay nada más ridículo que un oso en actitud agresiva, tratando de ponerse de pie con ese culo inmenso y respingón.
Da igual que tenga la fuerza de diez hombres y sea capaz de despedazarte, no sigue siendo más que un puto Snorlax de segunda, y su zarpazo es un ataque ridículo, un bofetón de marica. ¿Qué será lo próximo que haga el oso, Dios? ¿Pegarnos con el bolso?

Por los motivos aquí expuestos, le pongo un cero al oso. SUSPENDIDO.

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