Hace unos días tuve una pequeña discusión sobre Ratatouille, en la que yo defendía que esa película no tenía trasfondo ni mensaje interno… pero tras ver la peli tres veces para reafirmar mi posición, voy a reconocer una cosa: YO ESTABA EQUIVOCADO.
Ratatouille SÍ TIENE un mensaje… es una película que trata sobre la masturbación. Y todo lo demás es una metáfora, pura licencia poética.
La película trata sobre un placer (la cocina), pero que tiene un elemento impuro, por lo que no debe ser practicado. Nunca se nos dice por qué una rata no debe cocinar, es un tabú extraño que el protagonista no comprende, exactamente como el niño es incapaz de entender por qué sus padres le dicen que tocarse el pito es malo.
Precisamente ahí cobra importancia la figura del padre, el Gran Prohibidor, que se dedica a exigir cumplimiento a una serie normas arbitrarias, el código moral de las ratas, que se resumen en alimentarse de comida robada, es decir, que la única forma correcta de disfrutar de la sexualidad es de manera indirecta, no cocinando directamente como hacen los humanos (que son corruptos, y quienes se acercan a ellos acaban muertos), sino acudiendo a las migajas, al robo.
El padre intenta enseñar al niño que tocarse el pito es malo, una relación sexo = malo, que que es irracional para la inteligencia libre de prejuicios del niño. Él, que no quiere negarse a sí mismo el placer de la comida (la masturbación), sigue haciéndolo, pero en secreto.
Ahí está el hermano (desde el punto de vista de las ratas, el hijo perfecto), la voz del sentido común, intentándole hacer entrar en razón: ¿No puede abandonar ese hábito tabú y disfrutar de la sexualidad de manera indirecta como corresponde a una rata… o a un humano adolescente?
Creo que también es importante destacar que la rata protagonista no es una rata cualquiera. No es una sucia y podrida rata de ciudad, sino una rata campestre, que vive rodeada de pureza en un ambiente sano, un ambiente que esa corrupción interior que le consume (el secreto, la masturbación) le hace abandonar.
Así pues, el protagonista de Ratatouille tiene un trauma relacionado con el sexo, y cuando se separa de la familia (Se separa… ¿o les abandona? Porque él, al contrario que los demás miembros de su familia, mientras todos marchan, se retrasa porque no puede vivir sin el libro de cocina, la revista erótica, la fuente de la masturbación). Remy se queda sólo.
Esto es por lo que, más tarde, abocado a la ciudad, al mundo exterior, la rata protagonista crea un avatar, un alter ego para dar rienda libre a su sexo (Linguini). Alguien que es él, pero que a la vez no es él, por lo que sí que puede cocinar sin infringir en culpa moral.
Porque, asumámoslo, Linguini y Remy (la rata) son la misma persona. Linguini es una máscara creada por Remy, ya que éste es incapaz de cargar con la culpa que supone estar disfrutando del placer de “cocinar”.
Por ese motivo, la personalidad de Linguini desaparece completamente cuando el secreto es revelado al crítico, Mr. Ego, y se convierte en un personaje secundario, sin importancia. Ya no es necesario.
Pero ocurre que el crítico no debería llamarse Ego, sino Superego (superyo freudiano), porque es realmente lo que es: la interiorización por parte del individuo de las normas (o lo que cree él que son las normas), para protegerse y estar a salvo del reproche del padre (el mayor dolor para un niño). Mr. Ego es otra creación mental de Remy, para hacerle ser bueno, por miedo, y así protegerle del rechazo y la repulsa social del exterior.
El momento definitivo de la película es cuando, por fin, se revela a Mr. Ego que Linguini es en realidad Remy, que la “culpa” de lo que hace Linguini es, en realidad, de Remy. Parece que esa revelación del secreto más grande destruirá definitivamente a todos… pero no lo hace. Porque el trauma, como indica Freud, no se cura solucionándose, sino confesándose.
El trauma es algo secreto, tabú, que destruye desde el interior, y la única manera de “curarlo” es hacerlo salir al exterior, hacer que el paciente reconozca que odia a su padre y ama sexualmente a su madre (síndrome de Edipo), etc.
Por tanto, cuando el secreto es revelado, su importancia simplemente se disuelve. Hay un proceso de catarsis (purificación) ahí: Remy se acepta a sí mismo como es, como un pecador frente a la ley del padre, se admite a sí mismo como un cocinero, como un Masturbador. Y como Mr. Ego es también Remy, él también desaparece igual que Linguini. Por fin Remy tiene una personalidad sana.
Y así la película concluye con el mensaje de que tenemos que aceptarnos a nosotros mismos como un hatajo de pajilleros, porque como dice Gusteau, todos nos hacemos pajas. Todos. Yo, tú, tu novia, tu hermana y tu madre. Pajilleros perdidos todos.
Si no ¿por qué os creéis que se venden tantas películas porno, y que el crecimiento de Intener se multiplica exponencialmente?
Y ahora, por favor, cierra esta web si vas a hacer eso. Es asqueroso.
viernes, 6 de agosto de 2010
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ResponderEliminarPor cierto, la película es muy bonita pero a mí me sirve la comida una rata mugrienta de las cloacas y de ahí no sale vivo nadie. Los mato a todos.
ResponderEliminarAdemás se lava las manos con sólo una gota de agua la muy marrana, ni jabón ni nada. ¡No os fiéis!
Si uno ve esa peli, le salen pelos en las manos???
ResponderEliminar(jaja la muy marrana jaja)
PORFAVOOOOR KE ESTUPIDEZ, JAJAJAJAJA, ESTAS DAÑADO EH?
ResponderEliminarpinche we sin hacer nada JAJAJAJAJAAJAJAJ
ResponderEliminarq enfermo esta estooo, "revelar" esto tal vez es el desahogo de una necesidad reprimida
ResponderEliminarqreo q tu sabes de eso por que viste sobre los iluminati o no....
ResponderEliminartio estas podrido....!!! creo q tu le estas buscando la quinta pata al gato por eso sacas todas esas tontas conclusiones..!!
ResponderEliminarEs la pendejada más grande que he leído en mi vida no tienes nada bueno que hacer traumado
ResponderEliminarPuede ser, pero creo que el tema va más por "Colette", más rica que el pan.
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